Hola, soy Alexa Rosario, la mente (y el corazón) detrás de “Soy una Diosa Magnética”. 

Hubo un momento en mi vida en el que entendí algo poderoso:

tenía dentro de mí una fuerza magnética increíble… pero ¿de qué servía si la mantenía escondida? Exacto, de nada (es como tener un vestido espectacular guardado en el clóset “para una ocasión especial” que nunca llega).

Cuando decidí poner mi poder en acción, todo cambió. No solo en el amor y en mis relaciones, sino también a nivel profesional, personal y espiritual. Empecé a magnetizar oportunidades, personas y experiencias que realmente estaban alineadas conmigo. Y aquí entre nosotras… ¡créeme que cuando la energía femenina se activa, no hay quien nos pare!

Por eso creé este espacio: para recordarte que tú también tienes esa chispa divina. Que tu magnetismo no es un “tal vez”, sino un “ya está ahí, solo falta encenderlo”. Mi propósito es compartir contigo herramientas, reflexiones y un poquito de humor (porque una diosa elegante también sabe reírse de la vida, ¿verdad?).

Así que bienvenida a esta comunidad. Ponte cómoda, siéntete en confianza y recuerda:

 No tienes que perseguir, solo atraer.

 No tienes que encajar, solo brillar.

 Y sí… tu poder ya está en ti, lo único que falta es jugar con él.

Con amor y un toque de picardía,

Alexa Rosario 

Mujer curiosa, soñadora y un poquito traviesa (sí, confieso que me encanta ponerle chispa hasta a lo más cotidiano ).

Un día me di cuenta de que el magnetismo no era cosa de películas románticas, sino algo real que vive en nosotras. Cuando me atreví a reconocer mi poder y usarlo, no solo atraje relaciones más sanas y apasionantes, sino también proyectos, oportunidades y personas que parecían “caídas del cielo”.

Me considero esa amiga que te recuerda que no necesitas hacer malabares para que te vean… porque cuando encarnas tu energía femenina, el mundo entero te empieza a mirar sin que digas una sola palabra (y sí, hasta en el súper me ha pasado ).

Por eso estoy aquí: para que juntas descubramos ese equilibrio entre diversión, elegancia, magnetismo y propósito. Porque de nada sirve guardar la magia si no la compartimos, ¿verdad?